... Y resulta que en el peso ideal la vida seguía jodida...
... ¡ Exijo se sirvan devolverme cada uno de mis kilos!....
... La verdad sino lo hubiera escuchado, no lo creería, pero así fue, ella estaba furiosa, flacamente furiosa, al bajar de peso se encontró con piel colgando, con brazos flacidos y una notoria celulitis, se encontró con la misma soledad y pasó el tiempo y los ¡wow! ¡Que delgada estás! Se fueron haciendo cada día más escasos... Hasta que llegó el día donde frente a su espejo era flaca sí, pero era la misma persona... Su mal humor, si irascibilidad, su alma turbia no se fueron con los kilos, no desaparecieron las arrugas, el diente descuadrado, su manera déspota... Todo ello seguía allí...
... Injustamente había puesto sus esperanzas para la felicidad en una báscula, en un concepto, en un número y una talla sin entender que su soledad, su falta de amigos no era un cuestión externa sino interna... Ella era una mala persona obesa y se había vuelto una mala persona delgada...
... Tienes que cambiar no lo qué eres, sino quién eres... Esa es una verdadera cuestión de peso...
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